"Todos somos hijos de alguien". Con esta frase, el periodista y fotógrafo catalán Bru Rovira justificó el tema de su exposición, Maternidades.
El proyecto se compone por 16 fotografías acompañadas de una breve explicación con audio, a través de los cuales el espectador puede viajar por países y culturas distintas como India, Irán, Chad, Senegal, Brasil o Angola. La idea es enseñar que, a pesar de las adversidades y la pobreza, el amor entre una madre y un hijo puede superarlo todo.
Historias muy duras, donde mujeres, víctimas de la marginación, la pobreza, la violencia, la enfermedad o la soledad, obtienen un rayo de luz gracias a sus pequeños. Esas personitas que hacen que sus vidas sí merezca la pena.
Todos sabemos que para una madre el motor que mueve su mundo son sus hijos, pero en esta exposición es increíble ver como el amor, la fraternidad y la esperanza, transpira por cada uno de los poros de la piel de estas mujeres. Una piel quemada, pobre e incluso envejecida, pero cargada de esperanza por sacar adelante a esas criaturas.
La foto de arriba, es la foto que abre la exposición. Se titula “Dame un beso” y fue captada en Senegal. En la foto vemos como una adolescente juega con su hija recién nacida besándole la boca. Está sola, no tiene a nadie más que su marido, un hombre 3 veces mayor que ella.Otra de las fotos que me causó una gran impresión fue el de una joven presa con su hija en la cárcel de Barcelona. Y la de una madre infectada por el VHI, sujetando a su hija también infectada, en la consulta de un pediatra en Guatemala. Son tantas y tan diferentes historias…
A pesar de la violencia, la marginación y el genocidio siempre hay un momento de belleza que prevalece y nos humaniza.
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